Por Pilar Perla, coordinadora de las Jornadas D+i
Marte es inaccesible para todos. Pero, buscando en la Tierra los paisajes que más se le parecen, podemos conocer y palpar huellas de agua como las que hay allá lejos. Dos planetas se acercan, y también personas con diferentes capacidades que comparten excursión, la visita a los Monegros más marcianos que cerró en 2018 las jornadas D+i.
Es uno de los muchos ejemplos de divulgación en vivo, sin focos ni escenario, pero tremendamente cercana para quienes subieron a bordo de ese cohete-autobús. Porque, como dijo Marta Macho: “Hay muchas formas de divulgar. No todo tiene que basarse en los egos de divulgadores que opinan de todo en las redes y en su exhibicionismo agresivo. Se puede trabajar bien y con cariño”.
Tampoco a Moncho Núñez le gustan las preguntas con una sola solución porque “la vida no es así”. Y, como la frase de Rosalind Franklin que planeó varias veces en la conversación de los diálogos D+i: “La ciencia y la vida ni pueden ni deben estar separadas”.
En nuestras jornadas tratamos también que la divulgación y la vida vayan juntas, por eso es tan especial vivir en persona unas D+i. Capaces de detener el tiempo para concentrarnos en la intensidad del aquí y ahora en un momento tan único como el que nos regaló Diario Vivo, con una historia desnuda, contada con maestría y verdad por Marta Palomo. Periodismo científico sobre el escenario que tendrá más recorrido.
Hubo mucha valentía en esta sexta edición de D+i. ‘El enigma Agustina’ bordó su triple salto: radio, cine, teatro en el mejor homenaje a las científicas olvidadas. ‘Molecular plasticity’ se atrevió a mezclar danza, música, tecnología y bioquímica. Tres proyectos TOP, empeñados en llegar También a Otros Públicos, se hicieron realidad.
Directa o indirectamente, son frutos de D+i: retos surgido de una conversación, inspiración recogida al vuelo y puesta a trabajar tras asistir a anteriores jornadas, proyectos de divulgación inclusiva impulsados por la convocatoria D+i TOP.
Porque la gente viene a D+i a inspirarse y a aprender. Como en las excursiones del Geolodía, también los divulgadores nos preguntamos: ¿sabemos lo que pisamos? “Tienes que escuchar a tu público”, dijo Enrique Royuela. “Si evaluamos, es para poder hacerlo mejor”, señaló Digna Couso. Si hablamos de igualdad, es para preguntarnos qué podemos hacer desde la divulgación por conseguirla, como se planteó en el debate sobre ‘Mujeres y niñas en la divulgación de la ciencia’. Y lo hemos seguido haciendo a través de un experimento de inteligencia colectiva que, de la mano de la Fundación Ibercivis, y fusionado con la ideas del debate, ha dado como resultado estos Diez enfoques imprescindibles de una divulgación para la igualdad, diez ideas listas para usar:
- Buscar a mujeres expertas para reportajes, noticias, entrevistas y artículos de opinión como fórmula para hacer mejor periodismo, al contar con fuentes más variadas y representativas de la realidad en ciencia.
- Destacar siempre que sea posible que la ciencia no es para mentes privilegiadas, sino para personas normales, hombres y mujeres, a las que les guste ese trabajo.
- Dejar de atribuir el éxito femenino al trabajo y el masculino al talento natural.
- Promover nuevos valores en el mundo científico menos asociados al ego y la competitividad. La igualdad vendría como consecuencia de este cambio.
- Fomentar equipos de trabajo diversos (género, edad, diversidad funcional) para visibilizar que esta diversidad enriquece y ayuda a alcanzar con mayor éxito el objetivo.
- Mostrar referentes femeninos también ante los niños, también los necesitan.
- Proponer a los editores buenos temas de ciencia relacionados con mujeres y género sin miedo a que nos juzguen.
- Dejar de infravalorar a las mujeres mayores como modelo de persona sin cultura científica (¿El bosón de Higgs explicado a tu abuela? Tu abuela puede ser catedrática de Física).
- No confundir feminismo con mujerismo: incluir a muchas mujeres en eventos no es suficiente si es postureo.
- Evitar la narrativa de una ciencia de héroes y heroínas, personas que trabajan y triunfan solas, en oposición a la ciencia colaborativa.
