Mi curiosidad por la ciencia comenzó, ¡cómo no!, durante los veranos en que disfrutaba cazando mariposas, pescando camarones y destripando flores, o experimentaba con los juegos de química para descubrir secretas fórmulas explosivas… El caso es que me convertí en biólogo molecular y luego, por deformación profesional, hice un DEA en Innovación Educativa. La vocación me hizo aterrizar en los Museos Científicos Coruñeses poco después de licenciarme, allá por 1986, y aquí sigo desde entonces; aunque con más de medio centenar de exposiciones científicas hechas y otras muchas experiencias en divulgación.
Trabajar en lo que gusta tiene la ventaja de que puedes incrementar tu experiencia en los ratos libres y, así, escribí varios libros y muchos artículos. Y al tener resuelto el cocido desde joven pude curiosear e ir aprendiendo otras actividades como kárate, esquí o buceo con botella. Actualmente trabajo como director técnico de Proyectos en los Museos Científicos del Ayuntamiento de A Coruña, tengo dos perros y, con el permiso de mi mujer, acabo de comprar una moto, ¡me molestan los atascos!