23000323361_98f96fa2a8_zPor Pilar Perla, coordinadora de las Jornadas D+i

Hay tantas cosas que no hemos visto pero sabemos que están ahí: los exoplanetas, los agujeros negros, la materia y la energía oscuras… También sabemos que, dentro de cada señor Manolo o señora María, aunque no se vea, hay un manojo de ramitas al que acercar la chispa de la ciencia. Ese combustible no es otra cosa que la curiosidad. Y “los humanos somos seres curiosos, que amamos la belleza y escuchar historias”. Lo dijo el biólogo y periodista José Cervera.

Necesitamos divulgación de la ciencia para ser ciudadanos con los ojos abiertos, proclamamos en la apertura de las terceras D+i. Para abrir también los ojos de los propios divulgadores, colocamos delante suyo un buen puñado de casos diversos venidos de toda España y, este año, también desde México. Rompedores, diferentes, siempre inspiradores. Grafitis de científicos en las tapias de los barrios cordobeses, tapeos nocturnos para adultos en un museo nacional, pescadores que colaboran en la recuperación de tortugas marinas, científicas que bailan su tesis… Como un buen vino tinto hiperdecantado en batidora americana, mil ideas se agitaron durante dos días. Porque “quien busca una idea no desprecia nada de lo que ocurre a su alrededor”, nos recordó Jorge Wagensberg, que recomendó “mirar más allá de la frontera más cercana, por encima del horizonte”.

El lema de este año era ‘Ciencia y público, más cerca’. Y quisimos que las D+i fueran, más que nunca, para todos los públicos. A través de los dedos de los invidentes que disfrutaron del taller de Astronomía Accesible, las terceras Jornadas D+i tocaron el cielo.

Pero también tocaron el suelo. Y salieron a flote debates de calado: cómo medir el impacto de la divulgación, cómo financiarla y cómo aprender a pedir financiación, dónde están los límites de lo divulgable (si los hay) o cómo alcanzar espacios no conquistados, como los públicos pobres o con distintas capacidades.

“¿Cómo hablarles de ciencia y tocarles?”, se preguntó Ángel Figueroa, de la UNAM. “Sólo valorando sus urgencias, poniéndonos en ‘modo escucha’”. Desde la óptica periodística, Pampa García Molina, redactora jefe de la Agencia Sinc, apuntó la estrategia de “partir de qué le interesa a usted para contarle la ciencia que hay detrás”.

Superando la fase inicial del enamoramiento cegato (como nos contó InCiTe Teatro en ‘Amor en tiempos de crisis’), pero sin dejar nunca de estar enamorados, con brillo en los ojos, no caigamos en ser simples fans de la ciencia ni tampoco fans de los divulgadores.

“Necesitamos nuevos tiestos para nuevas plantas”, como señaló Fermín Serrano, de la Fundación Ibercivis. Siempre acabamos sembrando. Para crecer, además de amor, que tenemos mucho –al arte, a la ciencia-, necesitamos autocrítica, profesionalización, debate, medios… Porque no se puede hacer circo sin circo. Ya lo dijo Natalia Ruiz Zelmanovitch al arrancar el D+i:

“No hagamos innovación con cuchillos de papel ni con malabares de cartón.

No hagamos innovación con trapecios de escayola ni cuerdas de lana.

No hagamos acrobacia sin protección…

No hagamos circo sin circo…”.

Bienvenidos al circo de la innovación.

 

Aquí tenéis:

Storify de las III Jornadas D+i

Galería de fotos D+i 2015

Galería de fotos Ibercivis

Galería de fotos ISQCH