Por Pilar Perla, coordinadora de las Jornadas D+I
Tres claves para empezar:
- Cooperación y mezcla: “Buscar qué podemos hacer juntos que no haríamos por separado”, propuso Gustavo Ariel Schwartz, director del programa Mestizajes del Donostia International Physics Center. “Como un avión que no sólo vuela sino que hace volar”, completó, casi recitando, el músico Antonio Arias.
- Innovación: “La gente no quiere revoluciones sino innovaciones. No sirve decirle ‘todo lo que haces está mal y hay que cambiarlo’, hay que salvar parte de lo que hace y, a partir de ahí, innovar”, aconsejó Dolors Reig, que nos habló de gamificación.
- Inspiración: Para Ariane Koek, directora del programa de residencia de artistas en el CERN, “la comunicación científica no es sólo explicar, sino también inspirar y crear”.
Reunir, mezclar, sumar, conectar. En las II Jornadas de Divulgación Innovadora D+I, celebradas en Zaragoza el 17 y 18 de octubre de 2014, conjugamos muchas veces estos verbos, tanto sobre el escenario como entre los participantes inscritos.
Reunimos un rico muestrario de la biodiversidad divulgativa que se hace en España, nacida de la mezcla pero también del sello personal, de cambiar la forma de relacionarse con el público, de no quedarse en casa sino salir con los ojos bien abiertos a mirar alrededor.
Mezclamos la ciencia con el humor –en el nuevo programa de RTVE ‘Órbita Laika’, el concierto de Los Gandules o los monólogos de FameLab-, el juego –con alumnos de Secundaria que resuelven un crimen en los laboratorios del ICMA y el ISQCH o crean una obra de teatro y programan los robots que la representan-, la gastronomía –degustamos auténticos Chipiranosaurus rex, una tapa venida directamente de Teruel-, la magia –concretamente la de la tabla periódica- y también la literatura, el arte, la música, los graffitis, el teatro, los recursos visuales…
Vimos cómo proyectos participativos involucran al público y le dan voz, proponiéndole que adopte una planta o que idee mejoras para el envase alimentario. El taller Creativity in Motion aunó imaginación y entusiasmo colectivo que, en sólo tres horas, dio frutos como este vídeo.
Y, también juntos, definimos qué es y qué no es divulgación innovadora, a través del experimento de inteligencia colectiva ‘Ser o no ser D+I’, diseñado para nosotros por la Fundación Ibercivis. Cerca de ochenta participantes no sólo plasmaron sus propias ideas, sino que fueron capaces de seleccionar las mejores de los demás, algo clave para que funcionara este experimento, pues las conexiones, las copias, hicieron fuertes a las ideas que, por concitar mayor consenso, se revelaron como ‘Los diez imprescindibles de la divulgación innovadora’.
Y sumando, sumando, los módulos de LEGO creados colectivamente se unieron al final en un mecanismo en el que péndulos, tornillos sinfín y cintas transportadoras trabajaban juntos para mover de un sitio a otro simpáticas pelotitas naranjas. Desde las jornadas D+I, organizadas por la Fundación Zaragoza Ciudad del Conocimiento, propusimos una vez más una vuelta al mundo de esa divulgación más creativa, más inquieta, más inspiradora. Para impulsar pelotitas naranjas de curiosidad, activar la imaginación y las ganas de continuar divulgando, propiciar el contacto y la conexión.
El lema de este año era: ‘La ciencia emociona. Contarla, también’. Y terminamos midiendo el impacto emocional provocado por los monologuistas de FameLab con la tecnología de la empresa BitBrain. Únicamente ocho voluntarios llevaban puesto el anillo que medía los cambios en la sudoración de su piel y los latidos de su corazón, pero para entonces, y tras dos intensos días de jornadas en Etopia, las emociones de haber compartido tantas cosas estaban ya disparadas. Así como los divulgadores tratamos de sembrar curiosidad, las D+I, divulgando la propia divulgación, siembran estímulos. Ahora, si no llueve, habrá que regarlos.
No te pierdas:
Storify de las II D+I: http://bit.ly/1nxXzU7
Fotos en: https://www.flickr.com/photos/divulgacioninnovadora/
y https://www.flickr.com/photos/jig_zgz/sets/72157648406408827/ (cortesía de José Ignacio García Laureiro).