¿Cómo conseguir que la sociedad valore el trabajo científico que genera a diario una institución pública con más de quinientos años de antigüedad? ¿Cómo lograr despertar el interés y la curiosidad de los ciudadanos, especialmente de los más jóvenes, por la ciencia? ¿Cómo animar a los investigadores a que den un paso más a su incansable jornada de trabajo para explicar a la gente de otra manera, más cercana y sencilla, su trabajo, sus proyectos, su conocimiento?
Estas son algunas de las cuestiones a las que intento dar respuesta desde la Unidad de Cultura Científica de la Universidad de Zaragoza, en la que trabajo desde hace seis años, tras casi dos décadas como periodista en El Periódico de Aragón.
Junto a la comunicación institucional sobre temas de ciencia y de investigación, han crecido iniciativas próximas al terreno de la divulgación científica, un ámbito que he descubierto bajo el paraguas de FECYT y de la Asociación Española de Comunicación Científica. Y así se ha conseguido un cierto trasiego de investigadores que se desplazan a las aulas de institutos de secundaria del medio rural aragonés y de estudiantes de 4º de ESO que se adentran en los laboratorios del campus, a través de los Circuitos Científicos. Ahora la UZ dispone de hasta 25 minidocumentales científicos, elaborados en un taller por los propios científicos, y además ha conseguido exprimir estos cortos a través de ‘Ciencia de cine’, bajo la fórmula de cinefórum con alumnos de IES, en colegios de Primaria, en el hospital Infantil de Zaragoza y hasta en las cárceles de Zuera y Daroca. Además de reflexionar sobre los procesos de la divulgación de la ciencia en el seno de la institución, de la mano de investigadores, estudiantes universitarios, periodistas y divulgadores, y de estrenar la web uccc.unizar.es, vamos a lanzar en breve un taller de monólogos científicos para nuestros investigadores. Todo es poco para conseguir devolver a la sociedad su apuesta por la institución.
@uccunizar