Conversación ‘Ciencia sin Ficción’: Jesús Méndez y Belén Gopegui
“Llevamos sesenta años hablando de las dos culturas y luego de la tercera” y ya es hora, en opinión del científico Jesús Méndez, de dejar todo fluir y entrelazarse naturalmente en una misma Cultura, convivir en modo híbrido. “No hay ciencia pura ni pura literatura”, asiente la escritora Belén Gopegui. Y Méndez le recuerda los estudios de la filóloga Amelia Gamoneda respecto a la ausencia de compartimentos estancos en el cerebro.
“La literatura se construye con descripciones de la realidad y muchas proceden de distintas disciplinas científicas o próximas a la ciencia”, apunta Gopegui. “La literatura -apostilla Méndez- puede contribuir a ‘normalizar’ la ciencia (y, por tanto, también a interpretar y extender sus consecuencias). Además -añade-, no sólo puede dar nuevas formas de pensar y de acceder a ciertos conocimientos, sino que los propios científicos están narrándose sus ideas continuamente (a sí mismos y a otros)”.
En su reflexión sobre la ciencia, Belén Gopegui dice que ésta “es una continua aproximación a la verdad que nunca termina, pues siempre puede aparecer el contraejemplo o la excepción que cuestione la teoría propuesta o las leyes encontradas. Y es importante contemplar los porqués y para qués que vienen de fuera”. Y esto le gusta al médico y bioquímico con el que conversa, el cual agrega: “Si la ciencia busca conocer, explicar y entender el mundo, no tiene mucho sentido que la literatura se mantenga ajena; debería ser una fuente riquísima de ideas e interpretaciones”.
Ambos navegan entre la ciencia y la literatura. Juntos han trabajado en el libro recién publicado ‘Ciencia sin Ficción’. Gopegui le dice a Méndez que “siempre, pero más aún en esta situación política, ecológica, planetaria, necesitamos todos los recursos posibles para aprender, comprender y reaccionar”. No nos limitemos.
La escritora y filósofa pide a los divulgadores de ciencia que tengan en cuenta que, “en un relato, describir es, también, prescribir, que el silencio cuenta, que toda historia no sólo cuenta lo que pasa, sino también lo que descarta”. A Méndez, por su parte, que lleva ya años dedicado en exclusiva al periodismo científico, le gustaría que la divulgación aprendiera de la literatura “a tener voluntad de estilo (que no debería estar reñida con el rigor)”.
Y antes de seguir conversando en las Jornadas D+i, ambos nos regalan sus mejores ejemplos literarios de mestizaje científico. Gopegui sugiere ‘La teoría que nunca murió’, de Sharon Bertsch McGrayne, y ‘Egolatría’, de Guillermo Rendueles. Y Jesús Méndez nos aconseja leer, por la ciencia que contienen, varias novelas de Ian McEwan, algunos de los artículos y columnas de Javier Sampedro y muchos de los libros de Belén Gopegui.