“Las artes tocan el corazón, algo que la ciencia y la inteligencia por sí solas no pueden alcanzar”. Así lo cree Ariane Koek, directora de Arts@CERN, el programa que aglutina toda la actividad artística, y es mucha, del Centro Europeo de Investigación Nuclear (CERN) de Ginebra.
Pero, ¿por qué introducir el arte en un espacio científico? Pregunta absurda para Koek, que contempla una maraña grandiosa e indisoluble de física de partículas y artes: “Ambas son maneras de explorar nuestra existencia, cuál es la esencia de lo humano y cuál nuestro lugar en el Universo”.
Ariane Koek maneja esta fórmula: “Ciencia + arte (+tecnología)= cultura”. Se puede decir que nació con este axioma, porque es lo que ha guiado siempre su carrera de consultora y estratega cultural, escritora, productora creativa, periodista… Se adentró en la divulgación científica, convencida desde el principio de que “es mucho más fácil comunicar la ciencia a través del arte”.
Y así ‘crecieron’, bajo el sol de Arts@CERN, exposiciones, premios, espectáculos de todo tipo y el programa estrella del centro, la residencia de artistas. Su promotora viene a las II Jornadas de Divulgación Innovadora D+I a explicarnos cómo se logra dar consistencia a todo esto.
Como anticipo, Koek cuenta a D+I que todo su trabajo se sustenta en una profunda creencia: “El poder de la imaginación y su expresión pueden generar cambios e innovación más allá de los paradigmas”. Por eso, en Arts@CERN, el arte y la ciencia caminan juntas, pero al mismo nivel, “respetándose mutuamente, conociéndose”.
Y la ciencia gana mucho con esta unión; según Koek, “gana nuevas fronteras, a través de nuevas aportaciones, gana otros puntos de vista que implican desafíos y cambios, un uso distinto del cerebro, nuevas vías de comunicación…, en suma, inspiración para ir más allá”.
La prueba es que, muy a menudo, los programa artísticos del CERN no comunican propiamente la ciencia, sino la inspiración y la experiencia de las ideas y el pensamiento científico.
Para la directora de Arts@CERN, “ciencia y arte son, en este siglo XXI, socios creativos naturales para la innovación”. A los artistas aspirantes a residentes del CERN, Koek les pide “que sean abiertos, que emerjan de sus profundidades, que se adentren en lo desconocido, que sean desafiantes y curiosos”.