La falta de referentes femeninos en todo, la invisibilización de las mujeres en este caso en la comunicación de la ciencia y las maneras de darle la vuelta a esta situación son temas para el debate ‘Mujeres y niñas en la divulgación de la ciencia’, uno de los actos centrales de las D+i 2018. Será moderado por Pampa García Molina, redactora jefa de la Agencia SINC, tendrá expertas invitadas y el público tendrá todo el rato la palabra. “La falta de referentes va ligada a la invisibilización de las aportaciones de las mujeres a lo largo en la historia”, dice Natalia González-Valdés, de L’Oréal España y el programa L’Oréal-Unesco For Women in Science. Una divulgación de la ciencia sensible a estas carencias puede devolver la visibilidad a la mujer.
Será momento de debate entre todos los asistentes a las D+i. Se hablará de si se nos ve igual a las divulgadoras que a los divulgadores, de cómo vamos de igualdad en el ámbito de la divulgación científica, de cómo responden las niñas a la divulgación, de si acertamos al plantear actividades sólo para niñas y de todo lo que vosotros queráis.
Para Marta Macho, profesora en la Universidad del País Vasco y editora del blog ‘Mujeres con ciencia‘, un tema fundamental para este debate es “la importancia de los referentes, los modelos de mujeres en ciencia, mujeres normales, luchadoras y esforzadas; no hace falta tener ídolos”. También el periodista científico Michele Catanzaro habla de lo “fácil” que es “reconocer toda clase de sesgos machistas en la información científica, desde la infrarrepresentación de las científicas hasta la machacona insistencia en tópicos como el del ‘cerebro femenino».
Para revertir esta situación, infinidad de divulgadores han puesto en marcha programas de visibilización de las investigadoras y comunicadoras de ciencia, como L’Oréal-Unesco For Women in Science y la Iniciativa 11 de Febrero, que llega a las D+i de la mano de Leni Bascones. Natalia González-Valdés afirma que “el mundo necesita ciencia y la ciencia necesita mujeres”. Para ello, “no sólo necesitamos que haya más mujeres en áreas científicas y tecnológicas, sino que alcancen puestos de responsabilidad, que tengan una mayor visibilidad, que sean referentes para las jóvenes”.
Michele Catanzaro planteará en el debate qué puede hacer el periodismo para mejorar la condición de la mujer en el mundo de la divulgación. Su respuesta es: “Ampliar el angosto espacio del cual las científicas y divulgadoras disponen para participar en el debate público”. La Red de Científicas Comunicadoras de El Periódico, que él coordina, trabaja en esta dirección. “La red está constituida por quince investigadoras que escriben regularmente artículos de opinión para el periódico”.
La también periodista Tania Rabesandratana, corresponsal de ‘Science’, contará que “muchas, y muchos, periodistas estamos atentas a los temas de género en la ciencia, abordamos las desigualdades que afectan a las mujeres, intentamos incluir más voces femeninas”. El periodismo toma partido. “Formamos parte del problema y/o de la solución cada vez que seleccionamos temas, palabras y fuentes femeninas”. Esto le interesa a Catanzaro, la responsabilidad de las instituciones científicas en la visibilidad de las mujeres, de las buenas comunicadoras. “Es triste cuando un periodista pide a una oficina de prensa expertos para tener opiniones independientes y se recibe en respuesta un listado de hombres”.
Pampa García Molina irá mucho más allá en el debate. Se pregunta “por qué hay negacionismo de la brecha de género en ciencia. Por muchos estudios que pongamos sobre la mesa, se mantienen las voces, incluso de personas escépticas y procientíficas, que se empeñan en negar evidencias”. Y asegura que los clichés alejan a las niñas de la ciencia. ¿Cuáles?: “La genialidad, la dedicación vocacional y las jornadas intensivas, ésas que nos convierten en yonkis del trabajo llenos de ansiedades”, ésas que nos impiden, generalmente a los hombres, cuidar de familiares y amigos. “Hablemos de cómo los roles que queremos promover entre las niñas no son sostenibles, porque si todo el mundo va a trabajar catorce horas para obtener ese éxito del que depende la autoestima, ¿quién cuidará?”.
Sobre las divulgadoras, García Molina cuestiona: “¿Las seguimos juzgando como mujeres, por su belleza, sus atributos físicos, su excesiva agresividad si la tienen? Creo que sí. ¿En televisión sería imaginable una divulgadora científica fea o nada sexy? Creo que no. Creo que seguimos esperando cosas diferentes de una divulgadora y de un divulgador”. Muchos temas para debatir en las gradas del auditorio de Etopia. También con Digna Couso, de la Autónoma de Barcelona, que forma a profesores, educadores y divulgadores para acabar con la discriminación hacia la mujer en educación científica. “Tanto a las niñas como a los niños -dice-, lo que hay que transmitirles es que la ciencia y la tecnología no son para la excelencia, son para vivir en la sociedad que nos ha tocado”.