Voy contigo y casi no te das cuenta. Te diviertes y no te preguntas por qué. Aprendes sin ser consciente. Soy la ciencia. A veces voy contigo de vacaciones, a los restaurantes, a las bibliotecas, invitados al Congreso de los Diputados o, incluso, al futuro. Ahora estamos en un crucero por el Mediterráneo, en cubierta, y es de noche. El cielo parece poder tocarse. Sin conocerlas, da la impresión de que no falta ninguna estrella. Espera, que la Agrupación Astronómica de Huesca te lo va a contar mejor: “Algunos de nuestros socios nos hablaron de las extraordinarias vistas que tuvieron navegando por la noche y contactamos con agencias que organizan cruceros”.
Lo cuenta Alberto Solanes, de la Agrupación, autora de las primeras actividades de divulgación de la astronomía en cruceros de vacaciones, en mar abierto y sin luces. Insuperables. Cuando Solanes venga a D+i a exponer en detalle este proyecto de divulgación, ya habrán navegado entre las estrellas y las islas Canarias y podrá darnos datos de los resultados y cuenta de las emociones. Por el momento, explica que, “después de examinar los espacios reales en un barco, diseñamos talleres bajo cubierta y observaciones del cielo a simple vista y con prismáticos”. Infiltrados en el ocio de tanta gente.
Como a Marte no podemos ir de vacaciones (por ahora), desde aquí imaginamos cómo saben y huelen las cosas en el espacio. Hay una variedad de patata, tacna, que ha sido seleccionada por el Centro Internacional de la Papa y el NASA Ames Research Center para constituir la base de la alimentación de los inquilinos de una futura base en Marte. La divulgadora Leticia Hernández la traerá a D+i. Hablará de ‘La patata marciana‘, un concurso internacional de cocina diseñado junto a Miguel Ángel Sabadell (Fundación Albireo), en colaboración con el Centro de Astrobiología (Csic-Inta). Animan a los cocineros del mundo a elaborar una receta con tacna y una justificación de la misma desde el punto de vista de la exploración y futura colonización del planeta rojo.
Si vamos a una biblioteca y la bibliotecaria tiene una sólida cultura científica, se está mejor. De cuando en cuando organizará actividades de divulgación de la ciencia como lo hace de otras materias. Y hay divulgadores que, a iniciativa del Departamento de Cultura de la Generalitat de Catalunya, enseñan al personal de bibliotecas a diseñar esas actividades. Marta Solís es una de ellas. Ha impartido cursos en varias ciudades y relata cómo fueron: “El formato fue muy interactivo y con espacios de diálogo sobre cómo estar al día y cómo organizar una actividad basada en la emoción, lo cotidiano y la intersección de disciplinas”. Cada alumno diseñó una para su biblioteca. “El curso supuso un descubrimiento de la divulgación científica para muchos bibliotecarios”. Solís nos contará más en D+i.
También la ciencia ha logrado entrar en el Parlamento, donde debía haber estado siempre. Y la han aupado ciudadanos independientes en varias partes del mundo. Andreu Climent es coordinador de la iniciativa española #CienciaenelParlamento, que busca introducir el conocimiento científico en la formulación de las propuestas parlamentarias. Promueve una cultura política cercana a la ciencia y una actividad científica centrada en las necesidades de la sociedad. En D+i oiremos contar a Climent los pormenores del primer encuentro entre científicos, diputados y senadores, en torno a temas concretos, que tendrá lugar próximamente. Serán contactos regulares que permitan el empleo de la ciencia de manera efectiva para la toma de decisiones políticas fundamentadas”.
Más detalles de esos contactos, en D+i. Justo antes de viajar al futuro desde el auditorio de Etopia. ¿Cómo será la vida en el 2075? ¿Los coches se conducirán solos? ¿Las plantas darán lechugas troceadas y en bolsas? ¿Cómo serán los materiales del futuro? Sobre éstos y otros temas han reflexionado ya casi mil niños de sexto de primaria de quince colegios aragoneses junto a investigadores de la Universidad de Zaragoza. La actividad es Unizar Kids. “La respuesta ha sido arrolladora -sonríe Carmina Puyod, responsable de la Unidad de Cultura Científica de esta universidad, autora del proyecto-. La actividad ha permitido a los niños desmitificar la figura del científico, poner en valor el papel de la mujer en la ciencia, despertar su lado más crítico ante lo que les rodea y visualizarse a sí mismos en la universidad”. Puertas que abre la ciencia.