“¿Química? Puaj.” Esa es la primera respuesta que obtengo cada vez que le cuento a alguien a qué me dedico. Y no. La Química no es puaj. La Química mola mucho, y yo vivo empeñado en demostrárselo a todo el mundo. Soy estudiante de doctorado en el ISQCH (CSIC-UZ). Por la mañana me pongo la bata, los guantes y las gafas y me pongo a mezclar cosas en matraces, jugar con nitrógeno líquido, esnifar disolventes tóxicos… Hago una Química muy dulce: investigo con azúcares. Trasteo un poco con ellos y los modifico para que quizás, algún día, puedan utilizarse como fungicidas. Vamos, que matarán hongos malos. Y luego, a veces, por las noches me transformo en un divulgador compulsivo: escribo en varios blogs y revistas, doy charlas, hablo en la radio… El año pasado me atreví incluso a montar un festival de ciencia en varios bares de Zaragoza. ¿Os suena Pint of Science? Si no sabéis de qué hablo estad atentos, que en 2016 la volvemos a liar. Tuiteo. Y bebo café. Ah, y ahora he montado una agencia de adopción de moléculas. Pobrecicas, ¡ellas nunca lo harían!